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domingo, 12 de marzo de 2017

"Orgullo y Prejuicio" por Jane Austen


YO CONFIESO ante Ud. amable lector, así como ante todos los seguidores de la página de Facebook (115 hasta el momento), que no había leído ningún libro de JANE AUSTEN hasta hace unos días (¡Uff, ya me quité un peso de encima!). No sé si a Ud. le ocurra mi estimado lector, pero creo que veces damos por sentado, o creemos haber leído determinado libro, sólo porque en nuestros años estudiantiles, particularmente en la materia de Español o Literatura como quiera Ud. llamarle, estudiamos su sinopsis y en teoría sabemos de qué trata la historia, pero realmente ¡NUNCA LO LEÍMOS!, por esa razón otro de los propósitos de este año es justo leer algunos obras clásicas para no caer en suposiciones como esas. Terminando esta vergonzosa confesión, ¡Pasemos a lo que nos truje Chencha!

En teoría la historia se sitúa a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, en un condado cercano a Londres. Todo comienza cuando se esparce  el rumor que un joven guapo, rico y soltero ha llegado a ocupar una propiedad del pueblo. La señora Bennet está más que emocionada por la noticia, ya que cuenta con 5 hijas, guapas la mayoría (recuerde que en esta época no había tele), y las cuales no pueden heredar la propiedad en la que ahora residen (siendo el afortunado un sobrino lejano que ni gusto tiene de conocerlo, pero que por el simple hecho de pertenecer al club de Tobi, ¡cuenta con tal derecho!), por lo que su misión es conseguirles un buen marido.

La señora Bennet ni tarda ni perezosa, trata de convencer a su marido para que realice una visita de cortesía al Sr. Bingley (el nuevo residente), esperando que éste  pueda conocer a sus hijas a la mayor brevedad posible. Jane, quien es la hija mayor de los Bennet,  se siente atraída por Bingley al conocerlo, pero como buena dama que es, sabe que no es correcto ser tan expresiva y que lo ideal es comportarse de manera discreta.

En uno de los bailes organizados en el pueblo, la familia Bennet conoce un poco más a Bingley así como a su familia y a un amigo nada simpático conocido como el Sr. Darcy, el cual, osó despreciar bailar con Elizabeth, la segunda hija de los Bennet, ya que no le parecía ni atractiva ni interesante. Elizabeth al contrario de su hermana mayor Jane, tiene sangre más ligera y tales comentarios ni le van, ni le vienen.

Jane se hace amiga de las hermanas del señor Bingley y eso emociona a su mamá, ya que considera que con esa acción estará más cerca de convertirse en la futura señora Bingley. Al estrecharse la aparente relación entre los Bingley y los Bennet, Elizabeth tiene que toparse con el pedante señor Darcy y escuchar sus comentarios nada gratos, sin embargo, al contrario de su hermana mayor, Lizzy no se queda callada y siempre expresa lo que piensa.

Elizabeth conoce a un guapo soldado llamado George Wickham, quien "sin querer queriendo", le comenta que conoce al Sr. Darcy desde niños, y que gracias a su "mala leche", le fue rechazado un buen puesto que podría haber asegurado su futuro económico. Estos comentarios hacen que Lizzy reafirme su animadversión por Darcy y que tenga más argumentos para no querer tener ningún trato con él.

¿Se acuerda del sobrino que le dije que heredaría las propiedades de los Bennet? pues resulta que los va a visitar con el propósito de encontrar en alguna de sus primas, a su futura esposa. La elegida por ser la mayor es Jane, sin embargo, la señora Bennet le insinúa que prácticamente ya está comprometida, por lo que podría elegir mejor a Elizabeth. Lizzy al conocer las intenciones del Sr. Collins, le agradece tal distinción pero termina rechazándolo ya que no tiene ni tantito interés en su pariente lejano. El Sr. Collins ante tal desprecio, decide que Charlotte Lucas, una amiga de Lizzy, podría ser una buena candidata a esposa. Charlotte quien lo ha visto apenas en contadas ocasiones, decide aceptar su propuesta (ya que tiene 27 años y por lo tanto ya se le está yendo el tren) y comienzan los preparativos para su enlace matrimonial.


Cuando ya prácticamente creía la señora Bennet que su sueño de casar a una de sus hijas se haría realidad, resulta que el señor Bingley con toda su comitiva (incluyendo al sr. Darcy), regresa a Londres por asuntos de negocios y aunque se aseguraba que en unos días regresaría, resulta que la estancia en la capital inglesa se prolonga por meses, desbaratando así las ilusiones de Jane y de su mamá...

Ya no le cuento más, porque la historia da algunos giros y pues así ¡Qué chiste tendría verdad! jejeje. 

Lo que sí le puedo decir es que leyendo el libro, reflexioné sobre el amor y cortejo hace algunos siglos y lo que pasaría si Jane Austen pudiera presenciar los cambios que se han dado en tales temas en la actualidad. En la era en la que, como día mi amiga Lix, puedes revisar el "catálogo de carnes" mediante la aplicación de Tinder y darle Like o de plano rechazar a quien no te convence.. ¿En dónde quedó el cortejo y esas cosquillas en la panza que sentías al salir con alguien por el que te sentías atraído? Y no con eso significa que en la época de Jane Austen todo fuera mejor, porque tampoco casarte con alguien con quien conversaste en un par de ocasiones sea lo ideal, pero sí me hace reflexionar sobre si son los sentimientos los que han "evolucionado" o nosotros como seres humanos los que hemos "involucionado".

Como diría mi amiga Aralia, es un libro meloso (muy meloso para mi gusto), pero bueno, hay que entender la época y las circunstancias que rodean a la historia. Le doy 4 estrellas, y como siempre le reitero, está a su disposición.

Saludos.